Introducción
Mediante el análisis genético del RSV (virus del sarcoma
aviar) se determinó que el primer oncogén vírico (src) era un gen responsable
de la transformación celular pero que no se requería para la replicación del
virus. El hecho de que algunos retrovirus altamente oncogénicos se originaran a
partir de los tumores de animales infectados hizo que se propusiera la hipótesis
de que los oncogenes retro-víricos procedían de genes similares que se
encontraban en las células hospedadoras. El hecho de que, mediante la técnica
de hibridación de ácidos nucleicos, se encontraran secuencias de ADN similares
a las de los retrovirus en las células normales de varias especies, reafirmaba
esta hipótesis. Sin embargo, no estaba claro si estas secuencias eran similares
a los oncogenes retro-víricos o a los genes necesarios para la replicación.
Los científicos Harold Varmus, J. Michael Bishop y Cols,
resolvieron este dilema aprovechando la caracterización genética del oncogén
src.
J. Michael Bishop |
Concretamente, Peter Vogt ya había aislado mutantes de
transformación defectuosa del RSV que tenían deleciones cerca de 1,5 Kilobases (Kb) que correspondían
a casi todo o a todo el gen src. Stehelin y Cols, prepararon una sonda de ADNc
para secuencias específicas de src. La utilización de esta sonda en
experimentos de hibridación de ácidos
nucleicos les permitió demostrar de manera definitiva que las células normales
contienen secuencias de ADN similares a src.
Experimento
En primer lugar, se utilizó la transcriptasa inversa para
sintetizar una sonda de ADNc radiactivo, constituído por cortos fragmentos de
ADN monocatenario complementarios al ARN genómico del RSV. Esta sonda se
hibridó a un exceso de ARN purificado a partir de un mutante de deleción de
transformación defectuosa. Los fragmentos de ADNc que eran complementarios a
los genes virales de la replicación se hibridaron al ARN del RSV de
transformación defectuosa, formándose moléculas de heterodúplex ARN-ADN. Por el contrario los fragmentos de
ADNc que eran complementarios a src no se hibridaron y permanecieron como una
única cadena. Entonces se aisló este ADN monocatenario para generar una sonda
específica de la secuencia oncogénica
src. Tal y como se había predicho a través del tamaño de las deleciones
en los mutantes de transformación defectuosa de RSV, la sonda específica de src
era homóloga a un fragmento de cerca de 1,5 Kb del ARN de RSV.
Harold E. Varmus |
A continuación, el ADNc de src radiactivo se utilizó como
una sonda de hibridación para detectar secuencias de ADN similares en células de ave normales.
De manera sorprendente, el ADNc de src se hibridó con el ADN de pollos normales
así como con el ADN de otras especies de aves. De esta manera, estos
experimentos demostraron que las células normales contenían secuencias de ADN
que estaban íntimamente relacionadas con el oncogén src, lo que apoyaba la
hipótesis de que los oncogenes retro-víricos se originaban a partir de genes
celulares que se incorporaban al genoma del virus.
Impacto
El artículo de Stehelin y Cols, publicado en 1976 finalizaba
proponiendo la posibilidad de que “las secuencias celulares src intervengan en
la regulación del desarrollo y del crecimiento de las células normales, o en la
transformación del comportamiento celular debido a agentes físicos, químicos o
virales”. Esta propuesta ha sido confirmada, y el descubrimiento de las
secuencias celulares src abrió las puertas a la comprensión de la regulación de
la proliferación de las células normales y de la base molecular del cáncer
humano. Los estudios de las proteínas oncogénicas y proto-oncogénicas,
incluyendo la propia src, han resultado ser fundamentales para desentrañar las
vías de señalización que controlan la proliferación y diferenciación de las
células normales. El descubrimiento del proto-oncogén src sugería aún más que
los tumores no inducidos por virus se podían generar debido a mutaciones en
genes celulares similares, lo que condujo directamente al descubrimiento de los
oncogenes en los tumores humanos.
Los resultados de Varmus, Bishop y Cols, supusieron la
unificación de los estudios sobre los virus tumorales, sobre las células
normales y sobre los tumores no inducidos por virus; esto implica que han
afectado a prácticamente todos los aspectos de la investigación sobre el cáncer
y sobre la regulación celular.
Hay que mencionar que los hallazgos realizados en esta investigación les valieron el premio Nobel de Medicina en 1989 por su descubrimiento del origen celular de los oncogenes retrovirales.
FUENTE: Harold E.
Varmus, J. Michael Bishop et al; “The Celular Origin of Retroviral Oncogenes”; Nature
vol 260, 1976 págs 170-173.
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